Ya tenía ganas de sentir los nervios pre-concierto. Ya tenía
ganas de sentir esto que se siente. Juro que es indescriptible. Voverle a ver de
nuevo, después de 8 meses… Me levanto cada mañana con ganas de sonreír y de
gritarle al mundo: “Soy feliz, en menos de 25 días le veo”. ¿Sabéis lo que es
eso? Quizás no. Pero ya os digo que es lo mejor que hay. Cuando todo os da la
espalda y te sientes desilusionada con todo. Cuando te digan lo que te digan, o
hagas lo que hagas no encuentras la ilusión pasa seguir con nada. Cuando te
sientes sola… Cuando te suceden esas cosas, es quizás cuando puedas entender
esto. La ilusión vuelve a mi. Si, ese sentimiento que había perdido por
completo, lo vuelvo a sentir y, como no, gracias a él. Pablo, Pablo Alborán. Él
es el culpable de tantas ilusiones, de tantos sueños que a una le hacen vivir y
sonreír. Entramos en mayo. Se acerca el día tan esperado. Y es ahora cuando ya
voy notando, de nuevo, esos nervios alboranistas, esa ilusión. Esas ganas de
empaparme de él y de su música. En el ambiente de mi casa día a día se va
notando que se acerca esa fecha, ese 26 de mayo taaaaaan esperado. Son días de
preparativos. Son días en los que vivo con la emoción a flor de piel. Supongo
que más de una lo entenderéis.
Bienvenido seas, esperado mes de mayo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario